
En el corazón del Casco Antiguo, el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá (MAC) da inicio a una nueva etapa con la apertura de su Sala Satélite, un espacio dedicado a mostrar proyectos elaborados a partir de su Colección Permanente.
Esta nueva sede se inaugura con una exposición que es, a la vez, un homenaje, una reflexión y una exploración sobre los 60 años de historia del museo. Curada por Juan Canela, Jennifer Choy y Liz Lasso, la muestra retoma y reinterpreta el proyecto presentado entre septiembre de 2023 y enero de 2024 en la sede principal del MAC, en celebración de su aniversario.
Más que una revisión cronológica, esta exposición construye un relato coral a partir de obras de arte, materiales de archivo y nuevas producciones que dialogan con la historia institucional. Se presentan trabajos de figuras fundamentales en la colección del museo como Rodolfo Abularach, Guillermo Trujillo, Julio Zachrisson, Aristides Ureña Ramos y Manuel Mendive, junto a propuestas contemporáneas de artistas como Eduardo Agustine, Gustavo Araújo, Trixie Briceño, Coqui Calderón, Megan Carrera Raleigh, Alberto Dutary, Valentina Desideri, Ana Lasso, Arturo Lindsay, Alfredo J. Martiz J., Darién Montañez, Naufus Ramírez-Figueroa, Jhafis Quintero, Julián Velásquez, Humberto Vélez y Marc Vives.
La exposición se construyó desde un enfoque curatorial polifónico, donde el protagonismo lo asumen tanto las obras como los recuerdos y afectos de quienes han formado parte del museo. A través de entrevistas con excolaboradores, artistas y visitantes, se fue trazando una red de relatos íntimos y colectivos que dan cuenta del papel fundamental que el MAC ha tenido como motor cultural en Panamá. Estas voces también nutren la publicación que acompaña el proyecto, en la que se ahonda en los múltiples vínculos entre el museo y su comunidad.
El montaje no pretende ocultar las costuras. Al contrario, las revela con transparencia y honestidad. Así, temas como los orígenes del museo en Ancón, su arquitectura, el taller gráfico, el archivo y la construcción de la colección —que hoy cuenta con más de 1,200 obras— se integran en la narrativa expositiva como elementos clave para comprender la evolución de la institución.
Entre las nuevas intervenciones destaca la obra de Alfredo J. Martiz J., quien, a partir del archivo del MAC y sus propias imágenes, reflexiona sobre la fragilidad y la permanencia. Megan Carrera y Ana Lasso, por su parte, conciben una instalación poética que da voz al museo mismo, abordando su identidad desde el lenguaje y el trazo. Marc Vives activa la arquitectura del espacio con una performance que evoca memorias tangibles e intangibles. Naufus Ramírez-Figueroa, en un gesto de cuidado botánico, crea piezas inspiradas en hojas de Anthurium, especies amenazadas por la intervención humana. Y Humberto Vélez, con El MAC Rebelde, convierte el archivo institucional en una acción viva, colaborativa y festiva.
Valentina Desideri coordinó un grupo de estudio con artistas panameños para repensar el rol del museo. De esas sesiones emergió una performance colectiva sobre el futuro de la institución, cuyo registro ahora toma forma de fanzine dentro de la muestra.
Esta exposición no es solo una mirada hacia atrás, sino también una proyección hacia lo que está por venir. Como escribió Roxanna Caín en 1986, el “pequeño gran museo de Ancón” ha sabido dar pasos de gigante.